Cómo estudiar secretariado me ayudó en mi exploración sissy
Editado por Evaith Horizont
A mediados del 2007 entré a trabaja a una línea psicológica telefónica. Después de cinco años desempleada. Eso me dio estabilidad económica y cierta calma. Sin embargo, desde el inicio tenía claro que no sería un trabajo permanente para mí y que eventualmente tendría que lidiar nuevamente con el desempleo.
Pero por el momento aprovecharía la calma del momento. Eso me permitió darme algunos respiros, como iniciar mi exploración sissy y considerar algunas posibles alternativas laborables.
Tiempo atrás y dada la discriminación laboral hacía las personas transgénero como yo, había llegado a la conclusión de que tendría que olvidarme de ejercer como psicóloga, sexóloga y maestra. Y que a lo más que podría aspirar en esta sociedad sería tal vez un trabajo como secretaria.
Así que cuando me enteré que en el centro cultural que estaba a media cuadra de mi casa estaban dando un curso de secretariado, me pareció una oportunidad muy conveniente. Por un lado podría prepararme una alternativa laboral y por el otro… como parte de mi exploración sissy, cumplirme la fantasía de asistir, como chica a una escuela, cosa que nunca pudo ser en mi infancia y juventud.
Así es que me propuse algunas condiciones para mi exploración como sissy.
La primera, evitaría mencionar que tenía estudios superiores y que estaba trabajando como psicóloga.
Segundo, en la medida de lo posible, evitaría mencionar que era una mujer transgénero y trataría de pasar como una chica normal (Cisgénero dirían ahora)
Tercero, en la medida de lo posible, trataría de ser más emocional y menos intelectual. Y no hacer alarde de mis conocimientos o experiencias previas.
Cuarto, trataría de pasar por una chica, alegre, dócil, bien dispuesta y algo infantil. Eso me permitiría fluir como sissy y explorar esas opciones.
Quinto, ser más cuidadosa suavizando mis movimientos corporales y cuidando más la modulación de mi voz a tonos femeninos.
DIARIO DE CAMPO DE MI VIVENCIA COMO SECRETARIA SISSY EN ENTRENAMIENTO.
Semana 1
Día 1. Lunes 1º de octubre de 2007
Mi primer
día como estudiante de secretariado. Acudo algo nerviosa y emocionada al mismo
tiempo. Me parece que todas mis compañeras y un par de compañeros son menores
de 20 años, de hecho, menores de 18.
Supongo que
es claro, que de alguna manera soy notoria como la única alumna adulta. Mis
zapatillas y medias son un claro indicativo de contraste en comparación con sus
calcetas y zapatos de niña.
La maestra
es muy cordial y no me trata de manera diferenciada. Eso me agrada.
No he roto
totalmente el hielo con mis compañeras y compañeros. Procuro estar atenta,
escucho y observo. Me doy cuenta de cómo se relacionan: algunos bromean, otr@s
conversan, algun@s se retan un poco. Yo rio cuando ríen si me parece oportuno.
Trato de sonreír mucho y buscar empatía. No me he sentido excluida, pero
tampoco aceptada del todo. Supongo que aún soy una nueva extraña.
He tratado
de evitar toda actitud, que creo, pueda darme un estatus de “superioridad” o de
jerarquía mayor. Incluso, creo, el asumirme como adulta con la jerarquía
inherente. Esto es algo complicado y será un reto a vencer. Quiero asumirme
como una niña dócil en este espacio, o al menos, una jovencita. Me parece que
de inicio mi imagen física hace que me vean como una adulta y mantienen la
distancia y la reserva respectiva.
Supongo que
esperan que me comporte y me conduzca como una adulta. Es algo que no quiero
hacer, quisiera ser tratada como una más de ellos. Espero que mis actividades
dóciles me ayuden a que no me vean como una adulta, o al menos que me vean como
una adulta muy flexible y accesible. Al mismo tiempo, pienso, que si soy
demasiado dócil o apocada, puede ser sencillo que me pierdan el respeto y me
hagan objeto de burlas.
Parte del
reto es ese. Quiero ser una “niña dócil” y que me vean y traten como otra
chica, pero supongo que mi negación a comportarme o asumirme como adulta puede
causarles confusión.
He notado
algunas miradas curiosas ocasionales sobre mi persona. Las trato de ignorar
mientras sigo buscando empatía con la mirada y sonrió. Supongo que hay quien ya
me “leyó” o que no pasará mucho para que alguien lo haga y la voz se corra.
Supongo que para mi fuero interno puedo mantener más mis actitudes de niña
dócil, mientras que para el exterior puedo intentar asumirme por momentos como
una joven adulta muy sonriente, optimista, algo ingenua y despistada.
Hoy por
momentos en una actividad de equipo tomé cierta iniciativa e incluso, siento
que me lucí. Tengo sentimientos encontrados al respecto. Disfruté al hacerlo,
pero siento que tal vez, debería haberlo evitado. Mantener un perfil bajo, y
mantener mis expresiones faciales de confusión, ingenuidad, sorpresa y buen
humor. Aún no decido del todo, lo haré sobre la marcha. Por principio he
decidido “aumentar” mis tiempos de respuesta o hacerlos más lentos. No quiero
parecer demasiado lista.
Día 2. martes 2 de octubre de 2007.
Mi primer
acercamiento real a la taquigrafía. Me sorprendió cuan torpe siento mi pulso.
Procuro no angustiarme por cometer errores y quererlo hacer bien a la primera.
Me lo tomo con cierta calma.
Me tocó un
ratito en mecanografía, la maestra nos explicó a las nuevas (el curso empezó
hace un mes), algunas de las partes de la máquina de escribir mecánica. Me
sorprendió sobremanera un ejercicio que las compañeras hacían con los ojos
cerrados. Esa parte promete, me hace respetar más a las secretarias y deja
volar mi imaginación sobre las posibilidades heurísticas y literarias de tal
recurso.
Trato de
mantener mis actitudes de niña dócil. Por momentos es difícil. Quiero cruzarme
de brazos y piernas. Me lo auto prohíbo. Busco encontrar posturas que me sirvan
como sustitutos y que me mantengan en actitud dócil. He encontrado algunas.
De nueva
cuenta, encuentro, según yo, oportunidad de “lucirme” al ayudar un par de veces
a las compañeras que ingresaron el día de hoy. Me autocritico: a favor, me
gusta ser útil cuando puedo hacer algo y los demás están en apuros. Además
siento que me sirvió para generar empatía de estas compañeras hacia mí.
En contra,
me digo que no debí haberlo hecho eran actividades individuales y me parece que
le toca a la maestra atenderles; aunque en ese momento no se encontraba presente.
Otro a favor, he descubierto que tengo cierta licencia para ayudar si lo hago
en silencio. Trataré de ayudar si me nace el impulso, pero sin buscar lucirme.
Puede serme útil la próxima vez observar respetuosamente, con empatía, una
sonrisa y esperar a que me pidan ayuda.
Hoy
ingresaron un par de adultas a la clase. Eso me presiona en cierta manera a
conducirme como adulta. Por un lado, me
parece que me resulta más fácil empatizar con ellas como adulta, pero quiero
mantener mis actitudes de niña dócil y creo que eso les puede generar
desconcierto. Creo que tendría que switchar o encontrar una “Alejandra” lo
suficientemente intermedia.
En la clase
de mecanografía escuché un comentario entre Valentín y Nayeli. No sé si se
referían a mí. Valentín le hizo una señal a Nayeli para que callara. Eso me
puso un poco paranoica. De repente fantaseo que tal vez, ya me han leído y
tod@s lo saben. Incluso que tal vez, la maestra se dio cuenta y les dio la
consigna de que me respeten y no se metan conmigo. No lo sé.
El
comentario era sobre “los niños que querían ser niñas”. Me causa cierta
ansiedad, que ya me hubieran leído. Había considerado la posibilidad y la
aceptaba, pero creo que saberlo un hecho me asusta. Aunque la lógica me sigue
diciendo que si no lo saben aún, tarde o temprano lo sabrán.
Es sólo
cuestión de tiempo. No sé a ciencia cierta cómo manejaré ese momento y por
ahora no quiero pensar mucho en ello. ¿Podría ignorar el hecho si nadie lo
menciona, aunque ya se hubieran dado cuenta?…
Tips
tácticos.
En mi
equipo, respetar más el espacio de Juana, creo que es la chica alfa del equipo,
las otras compañeras o son más dóciles o más accesibles.
Suavizar
mis vocativos.
Respetar a
mis compañeras y expresar tal respeto en mis actitudes
He pensado
hacer un par de listas de vocabulario, una para “niña dócil” y otra para una
chica de nivel secundaria aproximadamente.
Se me
ocurre también que puedo tratar de emplear frase cortas, entre más cortas mejor
y dejar de dar explicaciones cuando hablo.
“Jugar uno
abajo” si es necesario.
No
competir.
Día 3. miércoles 3 de octubre de 2007.
Mediados de semana y ya me siento
un tanto cansada. Abrevio mi sesión de ejercicio físico para compensar.
Vocabulario taquigráfico y
gramólogos. Después de descanso, clase de mecanografía. Encuentro a una
compañera usando mi silla, por un momento pienso reclamarle y pedirle mi silla.
Pero descubro otra silla vacía en nuestra mesa y de momento me siento y le
resto importancia al asunto. Aunque creo que Juana se me quedo viendo. ¿Tal
vez, con reproche por quebrar la regla sobre las sillas personalizadas?…
Me doy cuenta de que tengo que
“avanzar” mis ejercicios taquigráficos en ratos libres, de lo contrario, las
mañanas no me serán suficiente para terminar las tareas.
Primer día de práctica real con
la máquina de escribir mecánica. La maestra me indica la posición de cada dedo
y la técnica para dar el golpe. Sólo el dedo que golpea toca la tecla. La
indicación es que lo hagamos muy lento al principio. Hacerlo ofrece cierta dificultad.
Me doy cuenta de algunos de mis errores de técnica que tenía como resultado de
mi aprendizaje autodidacta al respecto.
Descubro algunas cosas sobre mí.
Ya ayer había notado cuán grande necesidad tengo de ser aceptada. ¿Será por
ello que busco tanta empatía?, ¿Será que mi condición “sissy” me predispone más
a ello? Sé que de ordinario deseo ser aceptada, pero creo que en este estado mi
deseo se incrementa. Me pregunto ¿si las adolescentes son igualmente
dependientes de tales deseos de aceptación?
Creo que no. Creo que basta con
tener el apoyo de un grupo de pares y la neutra indiferencia del resto del
grupo. Medito si aún si no consiguiera la aceptación del grupo ¿seguiría
adelante con la vivencia?… Aunque al principio pensé que no. Ahora que lo pienso
de nuevo, concluyó que sí lo haría, siempre y cuando el grupo fuera neutral o
indiferente hacía mí. Si el grupo me fuera antagónico, creo que no continuaría.
También me doy cuenta de cuan
deseosa y aprensiva me siento de mostrar que ya sé o que ya he aprendido. Y claro,
sería mejor si pudiera tener una ejecución perfecta desde el principio.
Por un lado quiero observar mis
autorrestriciones y no hacer “alarde” de lo que ya sabía y querer lucirme. Por
otro lado, desearía poder hacer alarde de una habilidad que aún no poseo.
Me recuerdo constantemente hacer
los ejercicios con lentitud, incluso con mayor lentitud de la necesaria para
aprender bien la técnica. No tengo que fingir torpeza, mi aprendizaje bajo este
nuevo principio de técnica es lento y comento errores.
Me frustro un poco, pero me
permito tener errores. “Estoy aprendiendo” me digo a mí misma. Sé que cometeré
errores y está bien, no me van a castigar por ello, al menos no la maestra. Y
por otra parte, mis “instructoras” internas están más ocupadas en mi expresión
femenina que en mi conocimiento secretarial.
Cuando la maestra me hace un
comentario sobre porque el carro de la máquina salta algunos espacios. Me dice
que mis golpes tocan otras teclas. Siento el impulso de aclararle que el error
no es mío, sino de la máquina. Pero tomo conciencia de otra de mis
autorestricciones y decido no reclamar; y tomar de buena gana su observación.
Si la aclaración es necesaria la haré más adelante. Creo que tuve mejor
interacción con un par de compañeras, con Mary Juana y particularmente con
Nayeli, esta última es algo locuaz y me agrada.
La maestra hizo el comentario de
que necesitamos pasar por un examen médico. Eso me empezó a preocupar. Pensé en
acudir con el doctor Suárez, con quién he llevado mi acompañamiento, aunque
hace tiempo que no lo visito. Pero me preocupe más y creo que hasta por
momentos palidecí, cuando comentó, que el examen nos lo haría el médico del
DIF.
Espero que no haya problemas con
ello, pero reconozco que la idea me asusta. Podría ser el fin de mi anonimato
transgenérico y el fin de mi vivencia. Esperaré hasta que la maestra nos dé la
indicación pertinente, mientras tanto me haré la desentendida y procuraré no
preocuparme por ello.
Me pregunto: ¿Una sissy puede
ser, o mostrar seguridad?… ¿Podría mostrar seguridad, sin que esta se convierta
o superioridad o arrogancia?… Pensaré en ello…
Tips tácticos.
He decidido autolimitarme la
solemnidad. Los tonos solemnes me confieren autoridad y para esta vivencia
quiero prescindir de ella.
También he decidido prescindir de
mi reloj de pulsera. Esto supone
eliminar mi “autocontrol” del tiempo, aunque esto es relativo, ya que aún
cuento con el reloj de mi celular.
He decidido priorizar la
utilización de mi mano izquierda siempre que sea posible, ya que requiero la
derecha para los ejercicios de taquigrafía.
Día 4, jueves 4 de octubre de 2007.
Lenta, pero creo que voy teniendo
un pequeño avance en mis ejercicios taquigráficos. Mi avance es más claro en
mecanografía. ¡Mi primer ejercicio con ojos cubiertos! Me puse nerviosa al
principio, pero lo hice, mis palabras estaban fuera de lugar, pero mis golpes
fueron acertados.
Creo que mis interacciones con
mis compañeras van mejorando. El hielo se empieza a romper. Descubro que me
resulta complicado mantener mis actitudes de niña dócil. Aunque no lo piense,
ni me lo proponga, a veces soy más solemne de lo que quiero en este espacio.
Descubrí otra situación por la
que Juana me impone. Al igual que varias compañeras, no desean ser secretarias.
Están ahí por presión de familiares. Supongo que Juana es más adulta de lo que
había supuesto. Asumo que mis actitudes dóciles pueden hacerle ruido.
En general me he sentido más
tranquila en la clase, aunque también creo, algo menos estimulada por “conexión
sissy”.
Tips tácticos.
Antes de hablar, verificar
siempre que tengo la disposición de modular mi voz.
a) Aumentar
subidas y bajadas de tono.
b) Describir
más, explicar menos.
c) Evitar
usar citas precisas.
Mantener una velocidad lenta en mis movimientos,
cuando tenga el impulso de lucirme.
Cuando tenga el impulso de ayudar a alguien, pedirme
una autorización mental para poderlo hacer.
Ser siempre amable.
Procurar ser más emotiva en mis
procesos.
Procurar ser más sensible a las
emociones de las demás.
Usar más diminutivos.
Día 5, viernes 5 de
octubre de 2007.
Ejercicios
de taquigrafía. Me fijo más y evito la copia mecánica. Mecanografía: Hoy noté
por fin mi avance, respecto a las compañeras nuevas. De algo me sirve mi
experiencia previa. Me doy cuenta de que soy una “lucida”, es decir, busco
lucirme y que me premien, reconozcan, feliciten y admiren por ello.
Me he
tomado como un objetivo, por tanto, buscar ser más modesta. Hacer bien mi
trabajo y reconocer yo misma mi propio mérito. También noté que me tenso demasiado
cuando escribo a máquina, creo que me sigue preocupando mucho el equivocarme,
cometer errores y que me sancionen o castiguen por ello.
Tal vez por
eso me descubro con dolor lumbar y también de la espalda alta. Incluso, tal
vez, algo haya tenido que ver con mi dolor de garganta. Aunque reconozco que
ayer me puse a cantar en casa por puro gusto y creo que me force.
Me cuesta
trabajo fluir como sissy. Con frecuencia me concentro en el trabajo y creo que
fluyo en mi “Alejandra” estándar.
Algo bueno,
hoy logré mi primer ejercicio mecanográfico en limpio, lo hice despacio e
incluso diría que lo sufrí, temiendo la posibilidad del error.
Descubrí
que puedo mejorar mi caminado en zapatillas, caminando desde mis caderas, pero
creo que me resulta difícil sostenerlo. También descubrí que en casa me resulta
más fácil fluir como sissy, pero creo que me siento algo intimidada por mis
compañeras, y entonces dejo de fluir.
Creo que de
alguna manera, me voy ajustando de forma más o menos automática y el espacio no
me permite del todo fluir en sissy. Tendré que esforzarme más para poder
conseguirlo. Creo que lentamente me vuelvo parte del grupo.
Hoy tuve un
deja vu. Recordaba hace años, cuando
mi padre Rubén, encuadernaba “tesis” de secretarias, creo que mientras yo le
ayudaba y revisaba las interminables hojas de ejercicios mecanográficos tuve
una imagen de mí misma en mi actual salón y curso de secretariado. ¿Será?
Descubrí lo
importante que es colocar los dedos en buena posición sobre el teclado. Por no
hacerlo perdí la uña de mi meñique izquierdo. ¡Auch!, fue algo doloroso.
Semana 2
Día 6. lunes 8 de octubre de 2007.
Hoy la
maestra tuvo consulta con el médico, por lo que llegaría algo tarde. Las tareas
que se elaboran en el salón de clases de 9:00 a 9:30 hrs. Transcurrieron sin novedad. Ambas tareas son
de taquigrafía: el alfabeto y los gramólogos. Creo que mis trazos mejoran,
aunque aún no los aprendo. Después pasamos al área de máquinas.
Descubro
que me tenso menos. Conseguí sacar mi segundo ejercicio en limpio, aunque tuve
que salir tarde a descanso para poder terminarlo. Al regresar tuvimos clase de
archivonomía y contabilidad. Un poco aburrida para mi gusto. En algunos
momentos no puede evitar cabecear un poco. Noto que muchas de mis compañeras
parecen un tanto distraídas; parece que a la maestra no le incomoda mucho tal
hecho.
En varios
momentos me sentí con la fuerte necesidad de cruzar los brazos o piernas y como
es algo que mi condición sissy no me permite, tuve que encontrar un sucedáneo.
Descubrí algo que me funcionó y es colocar mi cuerpo de perfil y dirigir
únicamente mi cabeza hacia la maestra, creo que esta es una forma de barrera
natural que me permite mantener una postura sissy aceptable.
Mis
interacciones con mis compañeras de equipo mejoran lentamente. A veces basta
con hacer una pregunta oportuna sobre la conversación que sostienen o sobre los
comentarios que hacen. En otros momentos funciona hacer un breve comentario
reiterando algo que ya han dicho.
Noté otro
hecho curioso. Por la mañana llegué con seis minutos de retraso tarde. Las
compañeras usan la broma recurrente en tales casos de responder con un “buenas
noches” al saludo de “buenos días” de quien llega tarde. Hoy salude y no me
aplicaron la broma. ¿Será que acaso me he ganado su respeto y guardan
distancia?…
Hoy llevé a
la escuela mi carpeta que recién compre y forré el fin de semana. Creo que
quería que la vieran y presumirla un poco, pues me gustó mucho, como quedo.
Le puse en
la portada una imagen de una hechicera en el bosque y también la de una niña
sissy. En la parte de atrás el papel es de princesas de Disney. Pero, por una
parte, creo que nadie lo notó y por otro, ya había tomado la determinación de
no entregarme a tales presunciones o búsqueda de reconocimientos y tan sólo
estar yo complacida con el resultado de mi esfuerzo.
Con la
pérdida de mi teléfono celular el viernes pasado en mi trabajo, ahora sí me
quedé sin reloj y me veo obligada a pedir la hora cada vez que la necesito o
cuando alguien la menciona fortuitamente. Reconozco que eso me hace sentir un
poco incómoda, pero cumple el propósito de mi instrucción sissy según lo
previsto.
Me evita la
seguridad que el organizar mi propio tiempo me proporciona y me obliga a
interactuar con mis compañeras al tenerles que preguntar la hora.
Me descubro
y me sorprendo observando a mis compañeras adultas cuando ríen al igual que yo,
de las bromas y los momentos chuscos en que caen las compañeras más jóvenes.
Creo que mi conducta es similar a la de las otras adultas. Reímos con mesura,
pero nos abstenemos de participar en las dinámicas de las más jóvenes.
He notado
también que casi todas las adultas se sientan juntas. Yo estoy dispuesta a
mantener mi posición en la mesa, con mis jóvenes compañeras de equipo.
El fin de
semana encontré casualmente en casa, mis anillos de niña. Uno con la cabeza de
Kitty, la gatita y otro, con una pequeña mariposa morada. “Frecuencia sissy” me
indicó que debería usarlos en vez de mis anillos usuales.
Debo decir
que la idea me asustó. ¡Son demasiado infantiles!, pero supe que en su momento,
es algo que tendré que hacer. Después de todo, soy una sissy en entrenamiento.
Primero pensé en llevarme sólo un anillo en cada mano de mis anillos comunes, y
quizás después sustituirlos por mis anillos de niña.
Pero
encontré una mejor solución. Me llevé un par de anillos comunes y agregué mis
anillos de niña. Creo que por un tiempo los conservaré así, aunque al final,
creo que dejaré sólo los infantiles.
Hoy mis
compañeritas de equipo platicaban sobre música y artistas favoritos. Reconozco mi ignorancia sobre el tema. Creo que es algo a lo que siempre le había
dado poca importancia, pero en esta ocasión, por un momento sentí la necesidad
de conocer sobre los referentes de mis compañeras como una forma de pertenecer.
Ya
pensándolo creo que el permanecer ignorante de tales temas va bien con mi
condición sissy. Aunque creo que será inevitable que al paso del tiempo, algo
aprenda sobre sus gustos y temas. Y me parece que eso estará bien.
Hoy noté
que Mary Juana (No confundir con Juana) tenía entre sus hojas de carpeta, su
reporte médico. Le pedí me dejara verlo. Parece una hoja sencilla y por las
respuestas de Mary Juana a mi pregunta. Sólo consiste en una entrevista. Eso me
hace “descansar” al respecto. Creo que tengo posibilidades de conservar mi
anónimato.
Día 7. Martes 9 de octubre de 2007.
Hoy vimos tema nuevo en
taquigrafía: Contracciones y extensiones. Creo que sí lo entendí, aunque parece
que la complicación aumentará. Muchas de mis compañeras clamaban que no habían
entendido. La maestra nos tranquiliza al decir que es un tema que seguiremos
viendo en los demás días. No pude hacer la tarea de la frase recortada.
En su lugar tuvimos una plática
por parte del médico del DIF, acompañado de su enfermera. La charla fue sobre
higiene. Parece que en base a las chicas que ya se han presentado a revisión
médica se han detectado algunos malos hábitos de higiene.
Recibir esta plática como parte
de este grupo de jovencitas para mí tuvo cierto encanto. Aunque una vez más, me
percato de lo idealizada que tuve alguna vez la imagen de las niñas y de las
mujeres. El saber sobre toda esta gama de malos hábitos en mis compañeras me
hace verlas más humanas, con todo lo que ello implica.
Con la plática conozco al doctor
que en algún momento me hará mi evaluación médica. Sé que entre otras cosas me
preguntarán sobre mi última menstruación y mi último papanicolau.
Sobre la menstruación puedo
arreglármelas, pues desde hace un par de años mantengo un ritual en que tengo
mis menstruaciones virtuales. El papanicolau me resulta más complicado. No
quiero mentir y decir que ya me lo hice. Pero decir que no me lo he hecho puede
ser arriesgado y ganarme una llamada de atención o poner en riesgo mi
anonimato.
Después del descanso fue imposible
acceder al salón de máquinas. La chapa se atoró. Me ví fuertemente tentada a
acercarme y pedir que me permitieran intentar abrirla, de hecho, me acerqué una
vez, pero me contuve. Qué difícil me resulta a veces dejar de tomar la
iniciativa.
Me digo que en mi papel de sissy
he de aprender a ser seguidora y contenerme de tomar tal tipo de iniciativas.
Como sissy no se me permite ser vanguardia, sólo una buena subordinada. Así es
que como el salón se quedó cerrado no tuvimos hoy una clase de mecanografía.
En su lugar tuvimos una clase de
administración. Decidí hacer mis notas en mi pequeña libreta rosa de Kitty con
la esperanza de poder pasarles en limpio. Aunque parece que no tendré mucho
tiempo para ello. Creo que tendré que transcribirlas en fin de semana. Mis
compañeras trabajan sus notas en sus hojas de carpeta tamaño carta.
Por la mañana volví a llegar seis
minutos tarde. Me anoté en la lista. Escuché que Valentín le hacía un reclamo a
alguna de sus compañeras de equipo, posiblemente Nancy. “Por qué a las Señora
no le dices buenas noches?”
Como respuesta al
reclamo-desafio, Nancy me dijo “buenas noches”. Yo amable respondí con otro
“buenas noches”. Recibo de esta manera la confirmación de que soy percibida
como señora.
Esto me sumerge en algunas reflexiones.
Por un lado, el tener la claridad de que me perciben de inicio como una adulta,
es decir, una señora. Caigo en cuenta de que asumirme como señora “jala”
algunas de mis actitudes de supraordinación.
Como sissy no puedo hacer uso de
ellas. Incluso creo que le doy connotaciones especiales a la palabra “Señora”,
no únicamente el uso convencional como una adulta o mujer casada, sino como el
de alguien que ha adquirido dominio.
Caigo en cuenta que como varón,
nunca me construí en base al termino “señor”. Eso me resulta curioso. O fui el
“psicólogo”, el “maestro” o “Zuñiga”. Creo que siempre le tuve poco apego a mi
nombre masculino o sus diminutivos.
Quizás una excepción sería en mi
matiz, como Zigmaster, el oscuro señor de Zig. No obstante aquí el énfasis
estaba puesto en el dominio oscuro de la
justicia y la equidad, en la utopía denominada Zigmania, no en el uso
convencional del término señor.
Volviendo a “campo sissy”.
Lamento un poco que me perciban como adulta. Yo hubiera querido ser una de ellas,
pero supongo que tendré que jugar un poco con mi rol de adulta joven e incluso,
con mi concepto de señora. Me hago la reflexión. “Soy una niña atrapada en un
cuerpo de adulta, que a su vez está atrapada en un cuerpo que fue de varón”.
Creo que tengo que aprender a ignorar a veces el hecho de que soy adulta y
otras veces ejercerlo por períodos cortos.
Resulta paradójico, pero creo que tendré que
fluir como adulta por momentos para ganarme su respeto y después poder tomarme
la licencia de actuar como una niña en ocasiones.
Siento que mis interacciones
mejoraron notablemente con mis compañeros de equipo. Creo que es tiempo de que abandone un poco la
timidez que he demostrado y por momentos tomar algunas iniciativas en clase,
pero sólo por momentos. En ese sentido siento que fluyo mejor, no totalmente
como sissy, sino en cierta clase de híbrido con la adulta.
Dejo aquí varias ideas sin
desarrollar por falta de tiempo.
-
Sobre una compañera adulta en tal papel con
matiz maternal.
-
Las relaciones entre iguales y las relaciones
adulta-adolescente.
-
La descripción de mis compañeras de equipo.
-
Mi asunción de verlas como iguales y al mismo
tiempo como maestras de las que puedo aprender. Bajo una visión lineal es fácil
asumirme como superior, procuro por tanto una visión multilineal.
-
La posible relación entre mi dolor de garganta y
la fragilidad en mis rodillas con una situación de enojo y dificultad para
asimilar las situaciones, presumiblemente atribuidas a algunos de mis matices
masculinos.
-
La reflexión sobre mis posturas sustitutivas del
cruzamiento de brazos y piernas. Son una especie de filtro. ¿Nos son
necesarias?
-
Sobre las fotos de 15 años de Valentín.
Mi curso continuaría hasta mediados del siguiente año. Después haría un servicio social, hasta
concluir mis estudios como secretaria. Me parece que publicarlo todo aquí sería muy largo
pero tal vez coloque algunos fragmentos.
Comentarios
Publicar un comentario