DIVAGACIONES FILOSÓFICAS EN TORNO A... EL TRABAJO


 Por Alejandra Zúñiga

Escribí la siguiente reflexión en 2003. Tenía 37 años entonces, y ya lidiaba con este tema.


Ser o no ser, he ahí el dilema...

Trabajo, ¿Luego, existo?

Parte de mi dilema actual respecto al trabajo es que no tengo uno.

Llevo más de un año sin una fuente de ingresos estables.

Claro que no he estado totalmente parada. He participado en algunas pláticas y talleres. Tuve contribuciones en un par de revistas (una de la cuales no me ha acabado de pagar todavía) y algunas consultas psicológicas. Todo lo cual me produjo algunos ingresos aislados que mal que bien me han permitido sobrevivir hasta la fecha. Eso, y por supuesto la generosidad de algunas amistades y en su momento de mi pareja, ahora ex pareja.

Mi última escaramuza fue el trabajo eventual, del que te comenté me despidieron por prejuicios a mi transgénero y del cual aún espero que se les pegue la regalada gana finiquitarme...

 

Estudié una licenciatura en psicología clínica y tengo casi concluida una maestría en sensibilización y manejo de grupos. Sin embargo, me encuentro con que no hay un mercado de trabajo muy amplio acorde a mi perfil.

 

¿Porqué si sé tanto, no tengo trabajo?...  (Es una necia pregunta retórica que con cierta frecuencia me hago)

 

Llevo cerca de tres años dando consulta particular, pero mis consultas han sido esporádicas. Quiero creer que en parte porque nunca he tenido un consultorio en forma, ni he podido hacerme promoción. (Falta de capital, por supuesto) Sin embargo, aún teniéndolos, sé que toma tiempo hacerse de una consulta regular como para poder vivir de ella. Uno a dos años si bien me va, tiempo en el cual hay que costear el consultorio además de la propia vida.

 

En mis tiempos de adolescente como estudiante y algunos años más tarde tomé muchos trabajos.

Dicen que Hércules hizo doce trabajos y se jubiló. He rotó su record y ni señas de posible jubilación...

 

Hoy en día me duele la posibilidad de tomar trabajos como empleada que nada tienen que ver con mi carrera, absorbentes y mal pagados. Cuando era estudiante consideraba que tal subempleo era sólo un medio para llegar a la bonanza que me representaría el concluir una carrera universitaria.

 

Hoy en día en concluido una carrera universitaria, pero de la bonanza... ni sus luces.

 

Estoy clara que me gustaría un trabajo donde desearía ganar $15,000 mensuales o más, pero eso es lo que desearía...

Siendo más realista o menos pretensiosa podría pensar en $ 8,000. Pero tengo años buscándolo y francamente no lo veo llegar.

 

Estoy clara de que, tal vez, por estar esperando la propuesta idónea no me subempleo y por lo tanto no recibo los $1,000 o $ 2, 000 que podría recibir por ello, claro olvidándome de mi carrera y de todos los años que invertí en ello, ocupando todo mi día; seis días a la semana y haciendo labores más o menos tediosas o desagradables que acabaran por hacerme sentir miserable. (Eso suponiendo que me acepten dados mis 37 años, mi trangénero y mi escolaridad, que como he comprobado, en muchos lugares no me aceptan porque “sabe demasiado”.)

 

“No hay futuro promisorio, sólo un desalentador presente.” Tal parece ser el eslogan con el que me encuentro recurrentemente, en lo que una buena amiga mia, ha calificado como “alergia a la vida”. Creo que me he contraído tal alergia.

 

A veces he pensado que si mi padre y mi madre no me hubieran costeado una educación, no habría llegado a las complicaciones intelectivas que forman parte de mi vida y tal vez, sólo tal vez, sería una persona simple que se conformaría y sería feliz en uno de estos trabajos que ahora me parecen poco menos que esclavizantes, pero pensar en el hubiera no me sirve. Para bien o para mal he probado el fruto del árbol del conocimiento. Hace años en un ensayo universitario concluí. “Hay quienes se dedican a vivir, hay quienes se dedican a pensar en vez de vivir”. Pero cuando el vivir se vuelve tan desalentador sólo queda el pensar.

 

Cada quien habla como le va en la feria...

 

En estos meses me he puesto a pensar hasta que punto necesito un trabajo para poder ser... En estos días me encuentro postergando cosas... “ahora no”, “cuando tenga dinero”, “cuando tenga trabajo”. (Cuando tenga dinero podré fotocopiar los libros para el taller de Marcela, por ejemplo) Tal pareciera que me he quedado sin vida. Para todo, incluso para meramente mantener la subsistencia de “mi cuerpo vivido” necesito dinero, para lo cual me es menester el trabajo, luego entonces, sin trabajo no hay vida, sin trabajo no hay ser.  Eso... me aterra...

 

Hay opciones que no me son viables.

Hace muchos años que deje de ser hija/o de familia

Con mi expareja compartíamos gastos, si bien en algún momento, ella absorbió la mayor parte de ellos no puedo decir que me haya mantenido. Hasta el momento no considero la posibilidad de encontrarme un marido millonario que me mantenga.

Sé que no recibiré ninguna cuantiosa herencia de algun(a) pariente lejano.

Sé que no me ganaré el melate por mucho que a veces me guste fantasear con ello.

Y por supuesto, no he pensado hacer votos de pobreza y volverme predicadora.

 

Sé que mis reflexiones tienen un tinte pesimista que no puedo evitar en este momento. Claro si tuviera mi trabajo con $15, 000 mensuales pensaría diferente. Si me estuviera “pudriendo en billetes” también pensaría diferente, pero el hecho es que no tengo tal trabajo. Sé que el resolver esta parte no resolvería del todo mis dilemas existenciales, pero me allanaría mucho el camino.

La “Defensa” argumenta que sin importar que tuviese tal trabajo o no habría de ser una y la misma.

 

La “Fiscalía” sonríe ambiguamente y argumenta, Puede intentarlo, puedes ser una y la misma pesimista cuya vida está vacía.

 

Luego entonces en este momento mi vida parece vacía, si tuviese un trabajo “bonito” mi vida adquiría un nuevo sentido, pero que dependería de tal trabajo. Si pierdo tal trabajo, pierdo el sentido de mi vida. Entonces la clave está en no poner el sentido de mi vida en el trabajo, pero ¿en qué lo pongo entonces...? cuando aparentemente para todo necesito dinero y por tanto trabajo.

¿Acaso para encontrarle un sentido a mi vida necesito a fuerza un trabajo?

 

Aquí piso ya otro problema que es el del sentido de mi vida, y como al parecer encontrar trabajo absorbe mis esfuerzos y su solución (teórica al menos) se antoja más viable dejo la divagación aquí por el momento.


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