El camino de sissy. Parte 8 "Te asusta ser una nenita"

(Fragmento)

 

“La mujer intenta representar ante los

que la rodean, durante el mayor tiempo

posible, el papel de la duce niñita: para

ello utiliza una cosmética refinada que

tiende a conservarle su baby-look y una

conversacioncilla dulce e indefensa

protagonizada por expresiones de asombro,

sorpresa y admiración.”

Ester Vilar

 

—Si es que acepto, Miss—. Dijo una anonadada, confusa e intimidada, Sonia

—Claro si aceptas, Sonia— concedió Miss Ginger antes de agregar. —Y antes de que salgas corriendo—. Bromeó la maestra con ironía sintiendo la ansiedad de su alumna.

—Apuremos el cáliz hasta la hez. La última pregunta de tu cuaderno. ¿Quieres leerla?—Sonia asintió en silencio antes de leer.

 

—5.- ¿Qué significa “sissy”?— La maestra se volvió a tomar su tiempo para contestar, otra mordida al sándwich, otro trago de café. Le dedicó una mirada a Sissy Lu, que apacible y tranquila, también comía su sándwich, con una mordida pequeña y delicada dedicando tiempo a masticarlo, lentamente, saboreando en cada momento. Sissy Lu, advirtió la mirada de su Mentora sobre ella y puso atención mostrada en sus ojos atentos, con un ligero dejo de sorpresa. Miss Ginger le sonrió al tiempo que preguntaba.

—¿Está rico el sándwich, Sissy Lu?— La boca de sissy Lu estaba llena aún por lo que se apuro a contestar con un gesto afirmativo de cabeza y un enfático.

—¡Mmmjuuu!

—Me alegra que lo disfrutes—. Dijo la maestra. La joven sirvienta volvió a contestar con un silencioso.

—¡Mmmjuuu!—  La maestra con suavidad, apartó un mechón suelto de cabellos de su rostro.

—Sigue comiendo, Bonita—. Le indicó antes de volver a Sonia, que desde su silla esperaba la respuesta, observando la escena. Se notaba preocupada, confusa, tan incómoda, como decía estarlo o más, y oscilaba entre la tensión y la ansiedad. Miss Ginger, tomó de nuevo sus aires de maestra y procedió a explicar.

 

—La palabra “sissy” no tiene una traducción literal al español, Sonia, tiene varios significados. Recuerdo algún texto de psicología que hablaba sobre sissy boys o niños sissy donde sólo se traducía como niños afeminados. Y a veces se traduce sissy como hombre afeminado o “gay afeminado”, con cualquiera de sus variantes lingüísticas, por aquí diríamos “mariquita” o “mariconcito”, así, en diminutivo, claro que utilizado de esta forma, resulta despectivo. Pero hay mucho más sobre esta palabra—. Hizo una pequeña pausa, mientras observaba sutilmente a su pupila, que tenía toda su atención puesta en ella. Continuó

 

—Imagina una niña pequeña de entre 4 y 8 años, en primoroso vestido de fiesta o de domingo, de esos vestidos llenos de encajes, moños y una amplia falda con enagua o crinolina. El ideal de belleza, delicadeza, docilidad e incluso feminidad, esperado en una niña pequeña. Pues bien, podemos decir que cualquiera que vista de manera semejante o tenga actitudes de tal niña idealizada es una sissy, sin importar su edad, o género.

 

En las historias de feminización forzada se aplica el término sissy a hombres, jóvenes, adultos o niños que literalmente son forzados a vestimenta y comportamiento de una niña pequeña—. La maestra volvió a pausar, de nuevo al pendiente de las reacciones de su alumna. Pausas que pasaron desapercibidas para Sonia, que seguía atenta a la explicación, y sólo le parecían parte del estilo discursivo de Miss Ginger en su papel dramático como maestra.

 

—Pero como el término sissy también es utilizado en la vida real por hombres anglosajones para referirse a chicos de aspecto delicado que evitan los juegos rudos o violentos. En las historias de feminización forzada también se llama sissy, a hombres de aspecto frágil y pequeño, que actúan cobardemente o con poco carácter. Cuando a estos hombres se les obliga a tomar una identidad femenina, y en los casos en que ya no es la imagen de la niña pequeña, de todos modos se les forza también a comportarse según la visión más estereotipada y conservadora de la feminidad, de nuevo, faldas, vestidos, holanes y encajes o la ropa que correspondería al estilo de una chica romántica. Se les obliga a comportarse de una forma amanerada, o afectada, de nuevo: resaltando, exagerando o parodiando el estereotipo de la feminidad. No hay imagen más representativa de la feminidad en su aspecto dulce o cursi que la sissy—. Una pausa más. La maestra pendiente de las reacciones de la alumna, que incómodamente había torcido la boca con los labios apretados y empezaba a mostrarse más inquieta aún. Miss Ginger continuó con una cautela que de nuevo, pasó inadvertida para la alumna.

 

—Acercándonos a la vertiente sexual, la sissy se muestra como una lolita, esa combinación de juventud e inocencia en la niña-adulta con una provocativa conducta sexual, los atuendos siguen siendo estereotipadamente femeninos, sexys y provocativos. Esta sissy puede llegar o pasar por la bimbo, la puta y la esclava sexual—. Pequeña pausa, la alumna trago saliva incómoda. La maestra, entrecerró los ojos un poco maliciosa y continuó.

 

—Hay otra vertiente en el infantilismo o bebeismo o babyism donde a estos varones se le obliga a comportarse como niñitas debajo de lo cuatro años de edad o incluso como bebés como pequeñas nenas en pañales obligadas a gatear, balbucir, tomar biberón y en general reproducir toda la conducta de una bebé real, y hay que decir que el que estás sissies sean tomadas como bebés no las libra necesariamente de desempeñar una conducta sexual obligada—. La maestra había observado a la alumna que lentamente se había deslizado un poco silla abajo, como la tortuga que esconde la cabeza en su caparazón.

 

—¿Qué pasa, Sonia, te asusta ser una nenita?— Dijo Miss Ginger bromista con ironía, pero muy pendiente de las reacciones de la pupila. Una vez más, la alumna se encontró sin saber que decir.

 

—Mmm, errr, mmm. Es algo tan… mmmnnn… ¿de veras pasa, Miss… que un adulto sea obligado a comportarse como un bebé?— Preguntó Sonia confusa, aturdida, afligida y con extrañeza. La maestra tomó nota mental, pero por ahora, no presionaría más aquí, ya habría tiempo y oportunidad para ello. Aclaró entonces continuando con sus explicaciones.

 

—Ah, claro que sí y no “un bebé” sino “una bebé”. Esto, en las historias de feminización forzada, en la vida real hay quien paga gustoso, por vivir voluntariamente una fantasía de este tipo.

Es una pena que yo no disfrute cambiar pañales—. Dijo Miss Ginger cambiando el curso de la plática y agregó.

 

—Este tema de la infantilización o babyismo puede ser un tema delicado para quienes les preocupe la pedofilia, pero no hay que perder de vista por un lado que las historias de feminización son sólo fantasías, y por el otro, que la mayoría de las historias en que un hombre es obligado a sexo en contra de su voluntad se trata  de  hombres adultos o adolescentes casi adultos obligados a desempeñar el papel. La mayoría de los relatos con menores hablan de la vergüenza y humillación de verse obligados a desempeñar el papel femenino que les han asignado. Hay excepciones, pero hablaremos más sobre esta vertiente en otra ocasión, dejando en claro que no propiciamos, ni alentamos la pedofilia.

 

Como verás, el término sissy no sólo nos habla de un varón afeminado, sino de un varón afeminado en un sentido muy específico, que surge de la imagen y conducta de esa niña pequeña—. Miss Ginger observó a la alumna que parecía haberse estabilizado, sin dejar de mostrarse incomoda e inquieta, pero al menos, más estable. Continuó entonces. 

 

—Ahora, estas son como las imágenes que nos arrojan las historias de feminización forzada y serán objeto de nuestro estudio y de tu instrucción,  pero tengo que decir que justamente en tu instrucción encontrarás otra gran vertiente muy particular y que tal vez, tenga poco que ver con las historias de feminización forzada actuales. Es mi visión muy personal y particular, de la aplicación práctica de los descubrimientos que mi amiga Evaith, ha encontrado en su propia exploración personal. De estas ideas, enriquecidas con las aportaciones de un selecto grupo de amigas, Sissy Lu, es ya una muestra del resultado.

 

Maestra y alumna dedicaron de nuevo una mirada a la joven sirvienta que sentada detrás del escritorio seguía paladeando y disfrutando lentamente sus pequeños bocados. Al sentirse de nuevo observada, puso una mirada de atención buscando buscando con la mirada la indicación de su maestra, como había sido enseñada. Miss Ginger le sonrió una vez más y la joven sirvienta correspondió.

 

—Sigue comiendo Sissy Lu—. La joven sirvienta asintió en silencio y continuó con lo suyo, ignorando de nuevo lo ocurrido ante sus ojos. La maestra prosiguió…

 

Tomado de la novela “El camino de sissy” de Evaith Horizont



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