¿ESE ES BUENO O MALO, MAMÁ?...
En 2013, intentando promocionar una página web que tuve llamada Psicología y Reiki, empecé una serie de artículos, llamados “metáforas”. Este fue el primero de ellos. Tristemente la página fue un fracaso, pero eso es otra historia. Y me parece que vale la pena compartir las metáforas de Ale.
Por Mtra. Alejandra Zúñiga.
“Efectivamente, el mundo
hace lentos progresos:
Hace sólo trescientos años
me hubieran quemado”
Sigmund Freud
Lo noté alguna
vez cuando ya siendo adolescente, acudí al cine a ver alguna película en matiné.
Iba yo sola, fue algo que hice varias veces, pues al no tener con quien ir, no
dejaba que eso me detuviera. No recuerdo que película era y no es importante
saberlo, aunque supongo que sería una película infantil pues había muchas
familias con hijas e hijos pequeños.
Recién empezada
la película, alcancé a escuchar como un pequeño niño sentado en la fila de
adelante, preguntaba su madre sobre uno de los personajes aparecido en la
pantalla. ¿Ese es bueno o malo, mamá?... Entonces me resultó claro,
posiblemente, recordando en mi propia infancia en situación similar haciendo la
misma pregunta. Para entender la película había que saber y tener claro,
¿Cuáles eran los buenos y cuales los malos?...
Creo que una de
las cosas que aprendí y aprendemos es que el mundo está organizado de forma
similar, hay buenos y hay malos. En las películas de antaño, esta división era
clara. (Al menos para los adultos) Al final, pese a las venturas, desventuras y
sufrimientos, los buenos ganaban y había un final feliz.
Sabíamos de
antemano que los malos perderían porque eran malos. Eso concordaba con algo que
me decía mi madre. “A quien hace mal siempre le va mal”. En muchas películas
más recientes, particularmente en las de terror, no siempre ganan los buenos,
en la última escena nos dejan ver, en un final abierto, de forma clara o
insinuada que el terrorífico y sobrenatural villano, sobrevivió y que
posiblemente vuelva a aterrorizarnos en alguna secuela. Entonces no hay final
feliz, sólo la amenaza velada de que el mal está ahí y ¡Volverá!
¿Entonces cómo es
posible?, ¿ganan los malos? Las películas terroríficas no son para niños, son
para asustar adultos y adultas. En las películas de niños y niñas por regla
general siguen ganando los buenos. ¿Se dan cuenta? Como a los niños y niñas les
decimos una cosa y a los adultos otra muy diferente.
A los niños y
niñas les seguimos contando que hay buenos y malos en el mundo y que el bien
triunfará sobre el mal. En las películas para adultos decimos que el mal está
ahí afuera, en algún lugar listo para hacernos daño, lastimarnos y destruirnos
ya sea que se trate de una entidad sobrenatural o la propia perversidad de los
hombres (o de algunas mujeres). El mal está en todas partes y puede tomar
muchas formas.
Con el tiempo,
quizás, al dar yo misma ese salto de la infancia a la adultez, y darme cuenta
de las diferentes temáticas de las películas para niños, niñas, adultos y
adultas, entre otras cosas. Descubrí, que no siempre hay final feliz, que no
siempre los buenos ganan, que no siempre los malos, son tan malos, ni los
buenos son tan buenos.
Y lo que parecía
una visión ordenada del mundo distaba mucho de serlo. El mundo era un sitio,
“desordenado” y caótico, lleno de confusión. Los seres humanos, en general,
viven torturados por sus necesidades, conflictos y carencias. ¿Ignorancia o
conocimiento erróneo?
No se requieren
villanos sobrenaturales para causar infortunio. Bastan sus propias
circunstancias cotidianas para aterrorizar a más de la mitad de la humanidad.
Desempleo, Inflación, pobreza, deshonestidad, delincuencia, amor y desamor,
pleitos, depresión, soledad. ¡Problemas!
Quizás por eso
nos siguen gustando las películas simplistas con finales felices, creer que
podemos diferenciar con claridad a buenos y malos y que al final habrá un final
feliz.
Cuando lo miro
así todo parece demasiado pesimista. Más que parecer que el mundo es un lugar
ordenado, pareciera que es un lugar sucio, caótico, miserable, patético, en
pocas palabras, algo que no funciona.
Es ahí donde,
como una rayito de luz, entra la esperanza…
Les contaré sobre ello en otra ocasión.
Que las Diosas y
Les sonrían
amorosamente.
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