¿LA ESPERANZA DE MEJORA?
Por Mtra. Alejandra Zúñiga
El “mundo” o “la
vida” a veces parece ser un lugar terrible, demasiado hostil. Tal vez, de esto
no nos demos cuenta en la infancia, pues se nos protege con la idea de que los
“niños y niñas” son “inocentes e ingenuos” y que es mejor protegerlos de los
rigores y desencantos de la “vida adulta”. Se espera optimistamente que cuando
crezcan serán capaces de hacer frente a las adversidades de la vida y entonces entenderán…
cómo es la vida.
Me parece que
existen al mismo tiempo, dos ideas opuestas, por un lado tenemos la idea de que
todos vivimos en el mismo mundo y compartimos más o menos la misma vida, por
tanto tendríamos que ver las cosas más o menos de la misma manera, pensamos que
lo que es obvio y evidente para uno, es obvio y evidente para todos y todas.
Por otro lado
tenemos la idea en el refrán de que “cada cabeza es un mundo.” Esto reconoce
que el valor del pensamiento que cada persona tiene, reconoce que pensamos
diferente, que cada persona puede pensar de forma diferente.
Sin embargo,
seguimos pensando que la vida es una y se le ve de una única manera, mientras
que existen muchas formas de verla, algunas más sensatas y otras más “locas”
por llamarles de alguna manera. ¿Entonces tenemos sólo un mundo y una vida? ¿O
hay tantos mundos y vidas como personas hay?...
Quizás para
simplificar, a mí me gusta más el refrán de “cada quien habla, según como le va
en la feria”, y aquí podemos sustituir cómodamente la palabra feria por “vida”
o “mundo”, según nos guste más y ya está. “cada quien habla, según como le va
en la vida”.
Es lógico pensar
que a quien le va bien en la vida, hablará maravillas de la vida, mientras que
a quien le vaya mal, hablará amarguras de la vida. Me sorprende cuantas
personas encuentro que hablan cosas terribles de la vida y que tan pocas
encuentro que hablen maravillas de la misma. Supongo que es eso en parte, lo
que me da la visión a veces, de que la vida o “mi vida”, puede ser algo
terrible.
Se nos dice, que
las cosas van a mejorar, por muy mal que se encuentren no podrán estar así por
siempre, la mejora vendrá y se nos dice que si nos empeñamos y trabajamos
arduamente, podremos conseguir lo que queramos.
Eso nos da
esperanza, la idea de que no sólo las cosas cambiarán para mejorar, sino que
además podemos hacer algo para que eso ocurra.
Mi experiencia me
dice que a veces las cosas no son tan sencillas, puede ser que las cosas
mejoren, pero eso a veces toma demasiado tiempo, tanto que una vida, no alcanza
para verlos.
Otras veces, simplemente,
no está en nuestras manos el conseguir esos cambios. Entonces a la sensación de
frustración se suma la impotencia. ¡Pero seguimos creyendo en la esperanza!… Si
no en este mundo, pensamos que al morir estaremos mejor… iremos al “paraíso”,
eso, si es que nos “portamos bien”.
Y hay quien lo
soluciona, acepta y se resigna a que la vida es un valle de lágrimas o lugar de
sufrimientos, para al morir llegar a una vida mejor…
Mmmm… no me
gusta. Creo que la vida tendría que ser algo maravilloso y lleno de dicha a
pesar de las adversidades, aquí y ahora. Reconozco que hay momentos en la vida,
instantes, que son agradables y maravillosos, cosas por las que vale la pena
vivir, sin embargo, pareciera que esos momentos de “dulce” son migajitas en un
enorme platón de amargura, decepción y pesimismo.
Con todo, creo
que nos sigue haciendo falta creer en la esperanza, a veces sin ella, la vida
sería simplemente insoportable. ¿Pero que nos da esperanza? ¿Es esa esperanza,
algo real, o sólo una fantasía en la que nos gusta creer, pero que no nos
llevará a ningún lado, ni conseguirá las mejoras anheladas?
¿Es tan sólo una
evasión más, una especie de droga que nos enajena?... Tengo la esperanza de que
no sea así… Seguiré hablando de esto en otra ocasión.
Que las Diosas y
Les sonrían
amorosamente.
Publicado originalmente 6 de mayo del 2012
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