Sobre el sentido de vida. Diálogos con la Sra. Paola Moon
Por Evaith Horizont
Ayer, te mandé un
mensajito, o al menos, eso creí. Creo que no salió. Fue parte de mis
reflexiones del día. Fue una definición. Era algo más o menos así. Sentido de
vida. Especie de condimento que hace que una vida buena sepa mejor y/o una vida
mala pueda alcanzar resignación o esperanza.
Pensé que una
persona que vive “una buena vida”, jamás se cuestionará sobre el sentido de la
vida, la suya es intensa, amable, entretenida e incluso feliz, tanto que no
tendrá ninguna necesidad de cuestionárselo, simplemente se dedica a vivir.
Por otro lado una
persona con una “vida mala” o difícil o que pasa por un mal momento, intentará
en primera instancia resolver lo que supone que funciona mal en su vida, si no
lo consigue o si no tiene idea de cómo hacerlo. Se cuestionará entonces. ¿Por
qué las cosas son así?...
Esto permitirá
tal vez la resignación, la persona encontrará que existe una “buena razón” para
que su vida sea tan miserable y eso le permitirá en el mejor de los casos
continuar con su vida.
O puede generar
la esperanza de que un cambio para mejorar es posible. Y si el cambio es
posible, entonces intentará en primer término conseguir ese cambio, si no lo
consigue, me parece que volverá a repetir el ciclo y se volverá a preguntar
sobre el sentido de la vida.
En mi caso, creo
que tengo que asumir, que en este momento mi vida no es buena. No diría tampoco
que sea una mala vida. Creo que hay cositas buenas en mi vida, pero poniendo en
balanza me parece que por ahora las malas pesan más. (Suspiro)
Creo que mi
“coco” principal es el trabajo y con ello, el dinero. He tenido muy malas
experiencias, en periodos prolongados de desempleo. Ahorita, si bien no estoy
totalmente desempleada, no gano lo suficiente para costear mis gastos, por eso
me cambié a una casa más pequeña y aún así si no hago algo o consigo algo, no
podré costearla.
Tengo para pagar
el mes siguiente, después veremos como se pone. Terminé cuatrimestre en la
universidad, así es que en lo que empieza el siguiente a finales de mes, esta
quincena no tendré ingresos. Puedo con ello por ahora.
Es posible que me
reduzcan horas en la universidad, pues sólo puse como tiempo disponible, las
mañanas, pues pretendo dejar disponible el horario de las tardes para otro
trabajo. Así es que es posible que mis ingresos se reduzcan aún más.
(Suspiro)
Tuve en algún
momento la ilusión de dar clases en Universidad, y por algún tiempo pareció que
sería un sueño irrealizable, por los prejuicios a mi transgénero y la falta de
documentos legales en su momento. Eso me puso triste.
Sin embargo,
cambios hubo, ahora mis documentos casi están en regla, me falta que me
entreguen mi cédula profesional y no tengo de idea de cuando la harán, me
tienen esperando.
Habrá otros
cambios que hacer en documentos como los certificados de primaria, secundaria y
vocacional, pero eso tendrá que esperar un poco. Dos de ellos tengo que
tramitarlos en Toluca.
Regreso al tema
de las clases en la universidad. El punto en que el año pasado, aún con mis
documentos sin cambiar surgió la opción de dar clases en una universidad y me
aceptaron. Me puse contenta. (Suspiro.) Pero ha sido un gran desencanto.
Tenía
expectativas muy altas de lo que sería dar clases en una universidad y me
encontré con que los alumnos y alumnas tienen un nivel muy bajo. Lo cual tiene
una parte buena y una parte mala. Me di cuenta, que al paso de los años, también
mi conocimiento ha decaído. Si mis alumnos y alumnas hubieran tenido buen
nivel, la que se hubiera visto en serios problemas hubiera sido yo, no hubiera
dado el ancho.
Así es que me he
puesto a estudiar de nuevo, a recordar algunas cosas y a aprender otras. En el
pasado, siendo una joven adulta o un “joven adulto” en el momento, disfruté
mucho dar clases, me parecía que era una forma de “sembrar” para un futuro
mejor y disfruté la posición de autoridad que el papel de maestro me concedía.
Curiosamente así descubrí mi megalomanía.
Hoy en día
después de varias vueltas en mi vida, consideré que mi empoderamiento, me hizo
ser rígida y contribuyó a mi aislamiento. Mientras hubo necesidades afectivas
que no atendió. Así es que sí, la vida me dio algunas lecciones de humildad.
Tuve a bien
“bajarme del ladrillo” de la autoridad y tratar de vivir de una forma más
sencilla. Creo que por alguna razón, fue el momento en que la “sissy” entró en
mi vida.
Hoy en el aula,
no hago el alarde de la autoridad que hice en el pasado y soy mucho más
flexible, pero me desalienta la actitud de mis alumnos y alumnas, no les
interesa un pepino, a la mayoría el aprender.
La docencia, ya
no me produce satisfacciones. Así que me encuentro haciendo un trabajo que no
me gusta. Otro tanto ocurre con mis otras labores, ya no quiero ser psicóloga,
ya no quiero ser investigadora, incluso ya no quiero ser sanadora Reiki. Ya no
quiero dedicarme a lo que me había dedicado.
El punto es que
no sé entonces, como me voy a ganar la vida. Tengo 45 años y no me estoy
haciendo más joven, sé que cada vez será más difícil colocarme laboralmente.
Siguiendo mis
impulsos y a mi sissy, cursé un secretariado, fue toda una experiencia sobre la
que me gustaría platicarte en otro momento. El punto es que como secretaría
pagan poco y la edad no me ayuda.
Desde enero,
reviso a diario algunas bolsas de trabajo en Internet, ya casi terminamos mayo
y aún no hay nada de trabajo… Y eso buscando en los vacantes de lo que he
hecho, no digamos algo nuevo.
No me gusta
quejarme y con Hadwiza descubrí que lo hago todo el tiempo y ni siquiera tenía
conciencia de ello. Trató de ocuparme en vez de preocuparme, pero creo que hay
cosas que no dependen de mí. Entonces me inquieto, ese es uno de mis miedos. Sí
sé que me dijiste, menos miedo y más amor, y estoy de acuerdo en principio. La
ejecución es la que se me complica.
Pasando a otra
idea sobre la que reflexioné esta mañana. Ponemos el énfasis en el presente,
estoy de acuerdo con ello, pero mis elecciones en el momento presente, están
condicionadas por las elecciones que hice en el pasado. Y quedémonos ahora,
sólo con el pasado de esta vida, dejando el tema kármico fuera, elecciones
pasadas y también circunstancias.
Mis búsquedas de
sentido de vida en el pasado, condicionan mis búsquedas de sentido de vida en
el presente. Por el momento pareciera que se me han acabado los recursos en la
búsqueda de sentido del sentido de vida.
Así es que ni
resignación, ni esperanza. Eso si lo miro objetivamente u “ojetivamente”, y si
lo miro desde ahí el panorama es desalentador, pero sé que no todo en mi vida
es objetivo, ni racional, eso me permite continuar adelante, aunque no tengo
muchas motivaciones fuertes en este momento.
Otro de mis
cocos, es vivirme en un mundo hostil, yo pensé que había dejado eso atrás. Mi
trabajo en la Línea de apoyo psicológico, aunque no del todo satisfactorio, me
dio una estabilidad laboral y económica por cuatro años y medio. Tenía una vida
tranquila y más o menos estable. No me resolvía del todo existencialmente, pero
era una buena base.
Sin embargo, en
diálogos con Hadwiza, descubro, que aún conservo muchos patrones en los que me
vivo en un mundo hostil. En un mundo hostil las guerreras y guerreras son
valiosos y útiles, pero ya no me quiero vivir en un mundo hostil, ya no quiero
más guerras, estoy cansada de luchar, y lo que peor, he llegado a una visión
pesimista de la lucha.
¿Sirve de algo
luchar? Ahí tendría que hablar de mi karma, pero dije que lo dejaría fuera en
este momento. Así que nos quedamos con las preguntas. ¿Sirve de algo luchar?
¿Para quién o para qué? ¿Alguien lo agradece, alguien lo valora? ¿Mejora eso en
algo mi vida? ¿O cómo me ocurrió, que después de un periodo de bonanza y
crecimiento vino el declive, y la miseria?
Porque el luchar,
no es sinónimo o garantía de victoria, si se gana, es posible que haya mejora,
pero si pierdes, es posible que la situación empeoré… Y hay luchas que están
condenadas al fracaso…
Lo dejo aquí por
ahora. Gracias por la paciencia y por leerme.
18 de mayo del 2012
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