La importancia de comunicar
Solicitaban enviar un par de guiones escritos acerca de la importancia de
la conversación como forma de comunicación. Escribí mis guiones los envié con
mucha esperanza… Y no pasó nada. Se quedó en una anécdota más de un intento
infructuoso para encontrar trabajo y me dejó un par de amenos guiones en mi
archivo que ahora les puedo compartir. Este es el segundo.
Segmento 2. Papá.
Por Alejandra Zúñiga.
Pascual conduce camino a la escuela de su hijo para recogerlo.
Pascual.- ¡Qué tráfico!, y eso que
salí más temprano, justamente para evitarlo, y de nada
sirvió.
Tranquilo Pascual, (Se dice a sí mismo) no pasa nada, recuerda tu propósito,
nada ni
nadie perturbara la paz de tu espíritu. El tráfico no conseguirá desesperarte.
Mira ya
están avanzando. Ah, es que hay reducción de carril, están arreglando el
drenaje, ¿A
quién se le ocurre pavimentar primero y luego arreglar la tubería? Sólo
en México,
hay cosas que sólo pasan en México, todo por no planear. Ya se lo
decía, a
González en el trabajo, si no quiere usted trabajar doble y a lo tonto,
planifique,
González, planifique, pero a veces en una ciudad como esta que creció a
lo loco, es
difícil. ¿Y ahora qué? Mmm ¡una marcha!...
Lo dicho. Calma Pascual
no hagas
coraje. Mira es una marcha corta, mantén la calma, ahorita llego. Si te
enojas no
le va a hacer bien a tu presión. Si como me suben los triglicéridos, me
aumentara
el dinero, ya sería rico. Hablando de triglicéridos. Ya hace hambre, debí
haber
desayunado algo más sustancioso. A la mejor una torta de tamal, Ah, que no
puedo,
verdad. Bueno, bueno, ahorita buscamos algo rico de comer, y tiene que ser
sano, qué
lastima, todo lo rico, es grasoso y llenos de carbohidratos. Pero si no voy
cambiando
lo que como… voy a tener problemas de salud, la presión, el colesterol,
el
sobrepeso. Al menos eso dice el médico, yo creo que eso le dice a todo el mundo
con tal de tener
llena la consulta. Aunque pensándolo, un poco, casi todo mundo
está gordo
hoy en día, bueno excepto las anoréxicas y las personas que se cuidan
mucho, pero
esos han de tener nutriólogo particular y a la mejor hasta cocinero
privado, la
mayoría, tenemos que conformarnos con lo que encontramos en la calle,
la mexican
fast food, o comida rápida mexicana. Ah, ya voy llegando y en tiempo,
ya ves, (Se
dice a sí mismo) ni excavaciones, ni peregrinaciones, he ahí la
importancia
de una buena planeación que bueno que salí temprano, ahorita con que
Pascualito,
esté ya listo, se sube de boleto y en menos que canta un gallo pasamos
al banco y
después a comer y a tiempo para recoger a la suegra en el aeropuerto.
Capaz que
si llegó tarde se me arma, no Pascual, tranquilo, todo va a salir bien,
tranquilo,
con calma, control. Mira ya están recogiendo a los niños y no se están
tardando…
Recuerda, respira con profundidad, visualiza, cumbre nevada en calma,
cumbre
nevada en calma. (Murmura para sí mismo dentro de automóvil) Apúrate
niña, luego
pláticas con tu amiguita… Señora llévesela ya…
¿Dónde está
Pascualito?
Ahí está, esa es la mochila que le
trajeron los Reyes.
Súbete luego platicas. (Dice abriendo el seguro al
niño que está de espaldas. El niño
duda un
momento, pero es azuzado por otros padres de familia para que se apure y sube
al automóvil)
Que bueno, justo a tiempo, (Explica al niño, sin
perder de vista el camino, ni mirar atrás) ahorita agarramos, la vía rápida,
esperando que no haya mucho tráfico, pasamos rapidísimo al banco y luego a
comer, me recomendaron un restaurante vegetariano, que dice que está muy bueno,
sí yo sé que la comida vegetariana no se antoja mucho de inicio, pero dicen que
ahí la comida tiene muy buen sabor, ni te das cuenta que es vegetariana, vas a
ver te va a gustar, y nos queda de
camino.
¿Cómo te fue en la escuela, Campeón? (Pregunta
concentrado en el tráfico)
Niño.- Bien. (Dice con algo de extrañeza)
Pascual.- ¿Andas
ronco?
Niño.- Un poco,
Señor.
Pascual.- ¿Señor?
Y desde cuando acá tanta formalidad. Soy tu papá. (Dice con extrañeza)
Niño.- No, lo
creo, Señor. (Responde con seguridad)
Pascual.-¿Cómo que no? (El hombre mira por primera vez con detenimiento al
retrovisor).
¡Ah,
chihuahua! ¿Y tú que quieres? ¿Y dónde está mi hijo, Pascual?
Niño.- Soy, Miguel, Señor. Voy en el mismo Salón que Pascual.
Pascual.- ¿Y que haces aquí?
Niño.- Usted dijo que me subiera, y también los otros papás y bueno, yo me
subí.
Pascual.- ¿Y dónde está mi hijo, Pascual?
Niño.- Se regresó al salón por que le olvido su diccionario de inglés, ya
debe haber salido y
estar en la
calle.
Pascual.- Lo que me faltaba. Deja
regresarme, es que te vi de espaldas, vi la mochila y
Pascual
tiene una igual.
Niño.-Sí, lo sé, ¿está padre no? (Dice con entusiasmo)
Pascual.- Sí, muy bonita. Oye, y no te han dicho que es peligroso subirse
al auto de un
extraño.
Niño.- Sí, mi mamá me lo dice todo el tiempo, pero usted no es un extraño,
es el papá de
Pascual, ya
lo he visto otras veces cuando va a recogerlo.
Pascual.- ¿Y no se te hizo raro, que te pediera que te subieras al carro
así nada más? ¿Quién
va a pasar
por ti?
Niño.- Un poco raro sí. A veces pasa por mí mi mamá, a veces mi papá, a
veces el chofer de mi papá y a
veces, cuando no pueden. Mi mamá le pide alguna de sus amigas o de los otros papás que por favor pasen
por mí, usted nunca me había recogido, pero no
es un extraño y pensé que ahora usted me iba a llevar, sobre todo cuando dijo, súbete, pues me subí. Lo que sí se me
hizo raro, fue que se arrancara sin esperar a Pascual,
pero a veces los papás hacen cosas locas, mi papá y mi mamá son así, mamá dice que si no tuviera la cabeza sobre
los hombros la perdería.
Pascual.- Bueno, pues ahorita te dejo de nuevo afuera de la escuela, antes de
que quien te
vaya a
recoger, se preocupe y hasta de secuestro me vayan a acusar y paso por
mi hijo Pascual.
Lastima, había hecho muy buen tiempo, ahora me va a tocar tráfico
y me voy
atrasar, ni modo. (Se lamenta)
Niño.- ¿Oiga, Señor?
Pascual.- Sí, ¿Miguel, dijiste que te llamas?
Niño.- Sí, señor, ¿entonces ya no me va a llevar a comer al restaurante
vegetariano?
Pascual ¡Ay, Miguelito!, no creo que tu mamá o tu papá estén de acuerdo.
Niño.- ¿Y si les pido permiso?, les puedo llamar por celular
Pascual.- Mmm. (Lo piensa sólo un momento) No, Miguel, creo que hoy no, a
la mejor en
otra
ocasión, con más tiempo para que conozca a tus papás y les pedimos permiso
con tiempo.
Si no se les va hacer muy raro que un extraño, aunque sea papá de un
compañerito
de la escuela invite a su hijo a comer.
Niño.- Está bien, Señor. Pero consté que usted me invito y no es de
hombres, echarse para
atrás así
nada más.
Pascual.- (Risa), A qué con el niño. Está bien, Miguel, me has caído bien,
es un trato. Pero
para la
otra, ten más cuidado, dónde te subes. Aunque te digan “súbete”, pregunta
primero.
Niño.- Y usted también revise que tenga al niño correcto.
Pascual.- (Risa), Hecho, Miguel, que tengas buen día. (Abriendo la puerta
del coche, Miguel se despide y se cruza
con Pascualito que sube al auto con cara de pregunta)
Pascualito.- ¿A dónde fuiste, papá y por qué te llevaste a Miguel?
Pascual.- (Risa), ¡ay, hijo!, cosas que le pasan a uno cuando tiene prisa,
ahorita en la comida te cuento.
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